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sábado, 26 de julio de 2014

Convocatoria - Señalización como Lugar de Memoria de la Antigua Prisión Provincial de Granada - Homenaje a los Presos Políticos Antifascistas - Miércoles 30 de Julio de 2014 - Ocho de la Tarde


* Ficha de la antigua cárcel en el Mapa de la Memoria Histórica de Granada, el proyecto memorialista promovido por UCAR: http://www.mapamemoriagranada.es/lugares/primer-franquismo/34-prision-provincial-de-granada.

** Cartel diseñado por Pablo Jones Medina, basado en dos fotografías originales de Gustavo José Bravo Vargas, disponibles en el álbum digital de la asociación: https://picasaweb.google.com/ucargr/RecordandoALosHermanosQueroHeroesDeLaGuerrillaUrbanaAntifascistaDeGranada.

Poder popular


Felipe Alcaraz Masats

Andaluces Diario

20/07/2014

Aviso: la gente, esa que salía unitariamente a la calle, y llenaba Madrid, va a saber organizarse en plataformas y asambleas de poder popular. Aviso etimológico: la democracia es el gobierno de la gente.

No es fácilmente olvidable el mantra que repitió la derecha y todos sus terminales “intelectuales”: la democracia es representativa y si el 15M quiere hacer política, que se presente a las elecciones. Y ahora, cuando esa derecha, o su apéndice bipartidista, leen las encuestas y el proceso que se está gestando, que ya ha dado su primer aviso en las elecciones europeas, atacan desaforadamente satanizando a siniestra y ultrasiniestra.

Muchos dirigentes, en función de la teoría del sujeto histórico (es decir, de las condiciones subjetivas), deberán limpiarse las telarañas de un pasado representativo que ha desecado la democracia del 78 hasta convertirla en un juego de sombras chinescas en manos de la UE y del sistema financiero, ese poder real y fáctico que incluso ha logrado el golpe de mano antidemocrático del nuevo artículo 135 de la Constitución. Es decir, la Constitución del 78 ya no existe, se la han cargado, y todo se ha movido y seguirá moviéndose en el seno del proceso constituyente que vivimos. Por cierto, una aclaración a los que dicen que hay que conseguir abrir un proceso constituyente. Supongo que se referirán al proceso legal-formal, a la hora de discutir los extremos del nuevo acuerdo de convivencia, porque el proceso constituyente político, social, ya se ha abierto hace tiempo, y sigue hirviendo ante las narices de muchos dirigentes que no saben salirse de la foto fija anterior a la irrupción del 15M.

¿Quién sabe cómo será la coyuntura política dentro de unos meses, al ritmo que van la radicales novedades que se están produciendo? Esta democracia, presumo, no la van a conocer ni los padres constitucionales que la parieron. Esa gente que llenó calles y plazas y se arremolinó en el rompeolas de todas las Españas, esa gente que gritó que parecía democracia pero no lo era, que no se sentían representados, que la realidad era otra cosa, que era posible un cambio… y que repitió el estribillo atronador del “Sí-se-puede”, da la impresión, tras la inmensa manifestación del 22M, que tienen capacidad para empoderarse en el marco de un entendimiento plural y en torno a programas concretos, y que pueden atreverse a ganar la democracia en su sentido más etimológico.

Hace poco un dirigente decía que cuando le hablaba a su vecino de “proceso constituyente” este no se enteraba de nada. ¿Y cuando le hablaba de austericidio, de prima de riesgo, de hombres de negro, de correlación de fuerzas…, se enteraba? Quizás tampoco, por lo que se deduce que deberemos hacer un esfuerzo pedagógico para incluso explicar el concepto de “plusvalía”, por muy abstruso que parezca. Por mi parte, yo le dije a mi vecino: “Cuanta mayor unidad exista en la mayoría social, mejor”. Y el vecino me contestó: “¿Por qué te crees tú que yo voy a todas las manifestaciones?” Los dos habíamos partido de la base de que era necesario cambiar las cosas de raíz. Pues bien, aquí está, como aquel aristócrata que hablaba prosa sin saberlo: esto es exactamente el proceso constituyente.

Por eso, sin ánimo de aconsejar y mucho menos de presionar, simplemente aviso: existe la gente y se está organizando. Y nosotros, que hemos representado a la gente, deberemos ahora aprender a ser gente. Cosas de la política.


domingo, 20 de julio de 2014

La alternativa republicana (nuevo "proceso constituyente" que supere al régimen del 78)


Lo que nosotros ofrecemos es responder a ese proceso de regresión social con una alternativa constituyente republicana. Con una Ruptura Democrática.



17/07/2014

Habitualmente asociamos la noción de republicanismo a aquella visión política que prefiere como Jefe de Estado a un presidente electo antes que a un rey, es decir, como simple opuesto de la monarquía. Y dado que en los últimos años han surgido numerosos escándalos en la Casa Real que han mermado el movimiento monárquico, la balanza parece haberse inclinado a favor del republicanismo. Por un lado el Rey aparece vinculado a negocios de intermediación comercial donde se obtienen jugosas comisiones. Por otro lado, la investigación del caso Nóos, una inmensa trama de corrupción, ha servido para acusar entre otros al yerno real Iñaki Urdangarin y a la infanta Cristina de Borbón. Quizás por ello en octubre de 2011, y por primera vez desde la transición, la Casa Real suspendió con un 4,8 en la valoración ciudadana. En 2013 esa nota había descendido ya al 3,68.

Pero la monarquía se inserta en un régimen absolutamente corrupto y en crisis permanente desde hace años. Como consecuencia, da la sensación de que ese republicanismo –como enfoque político opuesto a la monarquía- tiene cada vez más cabida en España. Lo tiene por méritos propios de la monarquía, pero también por el escenario político en el que se da. Y precisamente quizás por ello pueda naufragar la estrategia política del sistema, que no es otra que legitimar al nuevo rey, el ciudadano Felipe de Borbón. 

Sin embargo, es importarte recordar que el republicanismo no es un simple momento antagónico de lo monárquico sino una tradición política íntegra. Es decir, un paradigma a través del cual entender mejor las cuestiones políticas. Lo que sostenemos es que desde el enfoque republicano podemos dar mejores y más justas soluciones a los problemas reales que asolan nuestras sociedades. 

No obstante, muchos de esos problemas se han agudizado como consecuencia del proceso de transformación económica y social que estamos viviendo en los últimos años. La crisis económica ha desencadenado una grave crisis social, pero además las reformas radicales aprobadas por los diferentes gobiernos no han hecho sino empeorar la situación. Sin embargo, debemos entender tales reformas como partes esenciales de una estrategia de consolidación del capitalismo en España. Efectivamente, todas los cambios institucionales, que van desde la reforma de la Constitución hasta las reformas laborales o del sistema financiero, han tenido como propósito consolidar un nuevo modelo de crecimiento económico que impidiese el colapso del capitalismo en nuestro país. Las dramáticas consecuencias sociales son, desde este punto de vista, meros daños colaterales del proceso de ajuste a unas nuevas condiciones económicas. O, dicho de otra forma, para que el capitalismo pueda sobrevivir ha sido necesario, y sigue siéndolo en el marco de una espiral sin fin, liquidar muchos de los derechos sociales y económicos conquistados hasta ahora.

Todos estos objetivos requieren un proceso constituyente que ya está en marcha. Pero aquí no entendemos el proceso constituyente como la mera elaboración de una nueva Constitución, sino como un proceso de construcción de nuevas instituciones políticas entre las cuales la de mayor rango es la Constitución. Y en el marco nacional podemos convenir en apellidar tal proceso constituyente con Restauración Borbónica, por el papel central que la monarquía y los dos principales partidos políticos de la actualidad juegan en su consecución.

En todo caso, la Constitución de 1978 ha perdido gran parte del apoyo social que tenía hasta hace algunos años. Las razones son varias: los incumplimientos sistemáticos de sus garantías positivas, la interpretación jurídica cada vez más conservadora de sus aspectos sociales, su superación por normativa jurídica supraestatal mucho menos garantista y su reforma exprés en verano de 2011 para adecuarla al proyecto económico impuesto por la troika. 

Precisamente por todo lo anterior lo que nosotros ofrecemos es responder a ese proceso de regresión social con una alternativa constituyente republicana. Con una Ruptura Democrática. No hay vuelta atrás y la sociedad va a transformarse hasta el punto de ser irreconocible en unos pocos años. La encrucijada exige elegir nuestro propio destino político y social. Queremos una sociedad democrática, con nuevas reglas políticas y con conquistas sociales que reflejen la obtención del poder político por parte de los de abajo.

Y la receta que nos proporciona la tradición republicana para España pasa, necesariamente, por un nuevo proceso constituyente que supere al régimen del 78. Se trata de construir una base social suficientemente amplia que apoye y sostenga un cambio radical en las instituciones públicas, siempre a fin de consolidar una democracia plena. Y para ello es fundamental poder delimitar adecuadamente qué entendemos por democracia y para qué queremos las instituciones públicas.


* El diputado Alberto Garzón Espinosa es secretario ejecutivo de Proceso Constituyente y Convergencia de Izquierda Unida. Su último libro es “La Tercera República” (Ediciones Península, 2014).