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martes, 6 de marzo de 2012

El patinillo de Monipodio



Granada Hoy

01/03/2012

Granada no existe. Al menos, una sola Granada. Pero solemos hablar de esa ciudad imaginaria como si existiese. En la fiesta de la Patrona, "todos los granadinos", según su alcalde, dan muestras de devoción. Para Lorca, Granada es una ciudad "acolchada" (posiblemente Federico dijo 'acorchada', insensible, y el periodista transcribió, erróneamente, "acolchada", blanda, muelle) y "muerta". Los pregoneros, los del día del libro o los de Semana Santa, también invocan a Granada entera. Y sólo cuando es imposible referirse a todos los granadinos, porque resulta evidente que los hay que no se miran bien o que no coinciden en opiniones o en gustos, entonces se habla de dos Granadas: la de los granadinos bien nacidos y la de los otros, paridos con dificultad. Este bloguero, hace años, dividió a Granada, en lo que se refiere al consumo de helado, en la Granada de Los Italianos y la Granada de La Rosa. 

Tampoco existe una sola España. Es muy corriente alabar al pueblo llano, a los españoles de bien, si ganas las elecciones y afirmar que están manipulados -es decir, que son tontos-, si las pierdes. Otros citan aquello de Machado, referido a la patria, de que cuando hay problemas, lo señoritos la invocan y la venden -aluden a lo de Irak- mientras que el pueblo, sin nombrarla, la compra con su sangre y la salva. Aznar no es desde luego un señorito, sino un individuo conceptualmente de clase media que no tiene a nadie cercano que le corrija sus banalidades, enunciadas con la solemnidad del arúspice, pero al que sí le gusta mucho hablar de "patriotismo" (por tres veces lo invocó en su discurso al 17º Congreso del PP), y de 'España '(13 veces), o referirse a los "españoles" (17 veces). También aludió a "la voluntad nacional", "al alma nacional", a "la grandeza de la nación" y a "la unidad nacional". 

Todo esto en un discurso de sólo 8 folios. A los malos, a sus adversarios políticos, los desterró a un territorio brumoso que llamó "no-nación" y que todavía no aparece en el Google Earth. Yo no quiero habitar en ese patinillo de Monipodio que Aznar llama patria, erizado de banderas enormes que crecen al ritmo del paro. Hay aquí mismo otras patrias llenas de gentes, a veces geniales, a veces idiotas, como yo mismo, pero que poseen una virtud interesante: esta gente no exige de los demás ni más espacio ni más tiempo del necesario para sobrevivir dignamente, sin molestar demasiado, sabiéndose capaz de heroicidades enormes y de actos muy miserables. En una de esas "no-naciones" vivo, y no pienso trasladarme por ahora a la patria que me propone Aznar.


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