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martes, 31 de mayo de 2011

'Españistán. Este país se va a la mierda', el retrato social de Aleix Saló


"Es una denuncia del rumbo que ha tomado este país en los últimos 10 años"

Además, ha realizado un corto en el que analiza las causas de la crisis

RTVE.es/EFE

26/05/2011

Mileurismo, telebasura, corrupción, paro... España tiene problemas, y el dibujante Aleix Saló se ha ocupado de plasmarlos con mucho humor en su nuevo cómic, Españistán. Este país se va a la mierda (Glénat), un repaso de los temas de actualidad que monopolizan el día a día del país.

"El objetivo último no era otro que hacer una denuncia, lo más completa posible, del rumbo que ha tomado este país en los últimos diez años. Hipotecas, SGAE, Telecinco, funcionarios, obispos, becarios, precariedad...", enumera Saló (Ripollet, Barcelona, 1983).

Ambientado en la muy familiar Españistán, el cómic narra las aventuras y desventuras de Fredo, un veinteañero al que la crisis económica ha dejado sin trabajo y, de paso, con un buen puñado de deudas. "Fredo representa la síntesis del lugar y el momento en el que vive", explica el autor.

Angustiado por una hipoteca abusiva

"Es a la vez una sátira y un homenaje a un colectivo conocido como los 'canis', que más o menos podemos identificar con ese sector joven de la clase trabajadora que abandonó tempranamente los estudios para lanzarse al mercado laboral durante el periodo de bonanza", añade.

Angustiado por una hipoteca abusiva, el protagonista abandona el País de los Curritos y emprende una odisea que le llevará a la Ciudad Burocrática, hogar de funcionarios impasibles y papeleos interminables. Por el camino le acompañan su amigo Samu y el gran mago Gandolfo, que malvive con una pensión irrisoria.

Tras la incorporación de Frida (una pija con carácter), el cuarteto marchará a través de las Tierras Muertas (donde habitan los parias sociales), la Aldea Santa (hogar de los seguidores de Jesufistro) y el Distrito Financiero (temible lugar donde los lobbies empresariales manejan a su conveniencia el futuro del país).

Una versión libre de 'El Señor de los anillos'

Como ya habrán notado los seguidores de Tolkien, Españistán es una adaptación libre de la saga El Señor de los Anillos. "Me parecía muy interesante el recurso de recrear un universo ficticio lleno de pueblos y razas contrapuestas, con sus rivalidades y conflictos, pero omitiendo el conflicto territorial y enfatizando el de clases", detalla el dibujante.

Sin llamar a las cosas por su nombre, el autor deja muy claro el blanco de sus denuncias. "El hecho de recrear la historia en un país ficticio, en vez de hacerlo en la España real, me concedía más margen de libertad para desarrollar la historia hasta límites absurdos", explica.

"Españistán no es otra cosa que una hipérbole continua. Y a veces la mejor forma de retratar la realidad social es a partir de la ficción, o incluso a partir de la ciencia ficción. No creo que nadie dude de a qué o a quién me estoy refiriendo cuando en la historia aparecen Alessandro Janz o el Banco Sintander. Si me tienen que caer denuncias, me van a caer igual", apostilla.

De tener éxito, el cómic podría tener una secuela, en la que Españistán se podría haber hundido por completo. "No es difícil imaginar cómo podría ser el país dentro de unos años, convertido en su totalidad en un parque temático para disfrute de los multimillonarios asiáticos, donde los ciudadanos ya sólo somos meros figurantes vestidos con trajes folclóricos", bromea Saló.

El lanzamiento del libro se completa con un vídeo de animación, De la burbuja inmobiliaria a la crisis, que ya puede visitarse en www.burbujainmobiliaria.com (y que también encabeza esta noticia). "Es un análisis de quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos como país. El cómic es una mirada cínica a nuestro futuro, mientras que el vídeo es una mirada crítica a nuestro pasado", anuncia el dibujante.

sábado, 28 de mayo de 2011

Rafael del Riego, el hilo rojo de la Democracia


José Luis Carretero Miramar


25/05/2011

Rafael del Riego fue hecho prisionero el 15 de septiembre de 1823, en pleno derrumbe militar del régimen constitucional ante el absolutismo borbónico, y fue ejecutado dos meses después en Madrid, en la Plaza de la Cebada. La sentencia (que no llegó acumplirse en sus propios términos) establecía que su cuerpo sería descuartizado, que sus cuartos serían repartidos entre los lugares más representativos de su vida (Sevilla, Isla de León, Málaga y Madrid), y que su cabeza sería expuesta por tiempo indefinido en Las Cabezas de San Juan, donde se alzó militarmente contra Fernando VII y su régimen de poder absoluto. El día de su muerte, algunos jóvenes testigos del suplicio (oportunamente bendecido por la Iglesia), entre los que se encontraban los poetas Patricio de la Escosura y José de Espronceda, se juramentaban para vengarle.

El 14 de abril de 1931, al proclamarse la Segunda República Española, el "Himno de Riego", escrito en su honor, fue coreado por las multitudes proletarias y republicanas junto a "La Marsellesa", "A Las Barricadas" y "La Internacional", como un claro símbolo de la República en ciernes. Años antes, el célebre pedagogo anarquista Francisco Ferrer i Guardia había puesto a su hijo el nombre de Riego, en memoria de este militar liberal y revolucionario, muerto décadas atrás.

¿Qué extraño hilo rojo une a un oscuro teniente coronel de ideas liberales y democráticas con las figuras señeras del republicanismo y el movimiento obrero españoles de los decenios posteriores? ¿Por qué en la Unión Soviética de 1939, en pleno apogeo del Estado autodenominado como proletario se publicó un libro de G. Revsin titulado "Riego, héroe de España"? ¿Qué oscura clave conecta aún hoy la memoria del liberalismo democrático de primera hora con la narrativa feroz de las revoluciones proletarias y la transformación radical del mundo?

Preguntarse por Riego es, al fin y al cabo, preguntarse por la democracia. Por esa extraña consigna levantada por la burguesía al albur de la Revolución Francesa de 1789, contra el poder autocrático del Antiguo Régimen, que más tarde trataría de profundizar y acrecer, hasta un extremo no previsto por sus primeros defensores, el movimiento proletario del siglo XX.

A finales del siglo XVIII la burguesía era una clase social en plena expansión económica, pero apartada del ejercicio del poder efectivo por la estructura de un Antiguo Régimen basado en el dominio autocrático y absoluto de la Corona, la Iglesia y la clase aristocrática.

Frente a la áurea leyenda de una democracia agraria pura y virginal, el mundo inmediatamente anterior a la Gran Revolución estaba ferozmente determinado por el poder sin límites de señores, curas y reyes. El latifundismo feudal, expresado en obligaciones de servidumbre como el famoso "derecho de pernada" o de "prima nocte" era una realidad enormemente extendida que había derrotado ya hacía tiempo al régimen concejil. Pese a la subsistencia de parte del comunal, lo cierto es que la praxis social aldeana estaba controlada, en la mayor parte de los sitios, por nobles y eclesiásticos, en el marco de un ordenamiento jurídico donde la tortura era considerada un medio normal y legal de prueba, y la represión de los actos de rebeldía descansaba en el concepto del suplicio (la muerte, la mutilación, la tortura pública del delincuente). El analfabetismo era masivo y cualquier libro que pusiese en cuestión la más estrecha visión de la Santa Madre Iglesia convertía a su autor, si era identificado, en el objeto de las más ignominiosas crueldades.

La burguesía se había hecho fuerte en los poros de esta sociedad. Dedicándose a las actividades de nuevo desarrollo (el comercio, la industria, la usura...) había conseguido enriquecerse, pero su pujanza económica no se traducía en un poder político y social efectivo. Nobleza, Iglesia y Corona, pese asus ocasionales encontronazos mutuos, seguían guardándose la parte principal del pastel para ellos solos.

Así que esta nueva clase dinámica y en crecimiento de la sociedad necesitó aliados en su pugna por el poder. Necesitó romper un tabú: el de la absoluta pasividad de las masas populares, trabajadoras y campesinas.

Para atraer a su lado a los sectores sometidos, la burguesía, en el crisol de una de las mayores oleadas revolucionarias que en el mundo han sido, tuvo que prometerles algo: el concepto feroz y feraz de la democracia. Rebuscando en las tradiciones campesinas y en la cultura precristiana de Occidente, los teóricos liberales levantaron una bandera que llevaba siglos arrumbada: los hombres son todos iguales y deben de tener la misma capacidad de decisión. Libertad, Igualdad, Fraternidad. Los pilares y ejes esenciales de una sociedad democrática y libre.

Ya desde el primer acto de este drama quedó claro que había distintas concepciones de dicho vocablo. Mientras los sectores burgueses hablaban de una ruptura con los límites teocráticos y absolutos del Antiguo Régimen que no superase determinados listones arbitrariamente establecidos, los sectores populares hicieron pronto suya (desde la propia Revolución Francesa, en la que ya se puede rastrear la existencia de facciones como las de Marat, Hebert o Babeuf) la consigna democrática exigiendo que la libertad, la igualdad y la fraternidad llegaran, incluso, al corazón de la estructura social: la organización económica de la vida.

La burguesía, para llegar al poder, había tenido que arrasar con dos mitos esenciales que una tradición de un milenio había mantenido incólumes. Había creado dos gigantescos monstruos que se convirtieron, subsiguientemente, en su gran pesadilla:

Había demostrado, primero, que la Revolución Social es posible. En cerca de cien años, la acción de las masas populares realizó una transformación completa y radical del cuerpo social y la estructura de poder. Todo mutó, desde la organización de la familia, hasta la cosmovisión general de la población o la educación de los niños. Aquello no eran simples levantamientos campesinos para exigir menos impuestos o cambiar un Rey por otro. Era el vértigo de las masas irrumpiendo en la Historia y cambiando el mundo, como se dijo entonces, "de arriba abajo". Con mayor o menor consciencia, es cierto, pero conformando un sujeto imposible de detener. Y que ya no se detendría. La idea de que una Revolución Social es posible, caló hasta lo más profundo de la imaginación popular, expresándose en las nuevas herejías antiburguesas: el socialismo, el anarquismo, el comunismo...

Además, la idea de que los seres humanos han de ser libres e iguales, y de que las decisiones sociales han de tomarse desde una praxis democrática, caló igualmente en las mentes de las nuevas generaciones. Ya no se aceptarían diferencias de nacimiento como en el orden del Antiguo Régimen, recién derribado (ni, con el tiempo, incluso de género). No habría sangres rojas y azules. La idea de la democracia y la igualdad se convertiría en un gigantesco virus que alimentaría todos los sueños febriles del proletariado y el campesinado en los siglos siguientes.

Por supuesto, la burguesía, tras vencer gracias a ellos, hizo todo lo posible por derribar a los dos titanes que acababa de despertar: habló del sufragio censitario, del parlamentarismo, de la representación nacional contra el mandato imperativo, de la monarquía parlamentaria...Trató de levantar, infructuosamente, nuevos diques que detuviesen la energía desatada de las masas: partidos políticos, campañas electorales, Razón de Estado...pero a cada nuevo dique le correspondían sus propias grietas, sus rupturas. Cuando lo liberales hablaron de sufragio censitario, los demócratas levantaron la bandera del sufragio universal; cuando los demócratas (ya domesticados) hablaron de monarquía parlamentaria, los republicanos se insurreccionaron en nombre de la democracia federal; cuando los republicanos alabaron las virtudes de la pequeña burguesía, el proletariado se alzó inconmensurable, con una pregunta que agitó los mares y estremeció los anhelos de millones de seres humanos durante decenios de lucha inquebrantable: ¿Por qué la democracia ha de detenerse –inquirió, casi textualmente, por ejemplo, Carlos Marx en "El Capital" – a las puertas de la fábrica? ¿Por qué la libertad, la igualdad, la fraternidad, no han de determinar la estructura de la propiedad, la regulación interna de la vida productiva y económica?

Somos todos hijos de ese mar embravecido que, desde las jornadas gloriosas de 1789, no dejó de lanzar sus dentelladas contra el dique burgués, tras ver que había sido capaz de derribar el de las testas coronadas.

Pero no nos engañemos. La Historia no se entiende si sólo se analiza ex post facto. Es fácil decir, pasada la fiesta, que los liberales de primera hora querían el triunfo de la burguesía y, por tanto, la OTAN, la Play Station, los discos de Bisbal, el bombardeo de Bagdad, el FMI, las contratas y subcontratas, el fútbol profesional, o cualquier otra cosa del mundo actual. Quienes ven así la Historia son como aquellos cineastas que, realizando una película sobre el Cid, olvidan quitarle el reloj de pulsera al protagonista de la escena de amor. Las gentes reales viven en su tiempo, en su momento, y tienen únicamente las alternativas concretas y efectivas que su época les permite. El conflicto real, el que enfrentó la gente real, no fue el que encaraba a los liberales con las ideas de Félix Rodrigo Mora (por ejemplo), o a Rafael del Riego con una "democracia campesina" que ya había sido aplastada siglos antes por el cuerpo armado de la aristocracia y la reptiliana doctrina de la Iglesia. Las gentes que se levantaron en 1789, o que lucharon contra el absolutismo en el largo y convulso siglo XIX, lo hicieron en el nombre de la igualdad, la libertad de espíritu, la posibilidad de decir lo que pensaban, y se enfrentaron con el oscurantismo, la superstición y el odio salvaje que siempre ha demostrado el alma conservadora y tradicionalista española. "Monárquica y sentimental", pero capaz de las más horrorosas crueldades, como bien quedó demostrado a partir de 1936.

Sólo hay que hacer un pequeño seguimiento a la delgada línea roja, a algunas de sus hebras. Tras Riego, vinieron otros:

-Ramón Xaudaró, liberal republicano conocido como el "Marat barcelonés", que se puso a la cabeza del levantamiento de la Ciudad Condal de 1837. Fue fusilado por, según se dijo, "propagar teorías disolventes" y ponerse "a la cabeza de proletarios armados para destruir el edificio social".

-Francisco Pi i Margall, presidente de la Primera República. Masón. Federalista. Introductor de Proudhon en España.

-Eduardo Barriobero. Diputado Republicano federal. Abogado de la CNT. Presidente del Tribunal Revolucionario de Barcelona, tras el 18 de julio de 1936, a propuesta del sindicato anarcosindicalista. Puesto en el que fue sustituido por Angel Samblancat, un personaje muy parecido (también republicano federal y masón, y también un "hombre de la CNT"). Defensor de una "República social" que fuera más allá del parlamentarismo y del dique burgués, como un primer paso hacia el comunismo libertario.

-Ricardo Mella, Ramón Acín, Gil Bel, Pedro Vallina, Fermín Salvochea ¿Cuantos hombres y mujeres del movimiento obrero empezaron militando en las filas del republicanismo federal, radicalmente democrático y socializante? ¿Cuántos pasaron del reclamo de mayor libertad política a la reivindicación de la libertad y la igualdad social?

Es muy simple: en 1848 una ola revolucionaria se desató en la práctica totalidad del territorio europeo. Reclamaban principalmente libertad, democracia, República. Su parecido con el 2011 árabe ha sido ya subrayado por muchos analistas. Hubo dos tipos barbudos, entre los miles que se bregaron esos años en esa lucha por democracia, libertad, República. Analizaron sus posibilidades y sus límites. Y, subsiguientemente, decidieron trascenderla, superarla, acrecentarla, llevarla mucho más allá, hasta traspasar los límites que la propia burguesía insurrecta ya no consideraba aceptables. Se llamaban Carlos Marx y Miguel Bakunin. Exiliados, encarcelados, perseguidos por su participación en esos levantamientos, dieron voz a los millones de personas que, en el siguiente siglo, se tomaron la consigna de la democracia mucho más en serio que sus propios inventores.

No tenemos por qué renunciar a ella. Más allá y contra el parlamentarismo,las campañas electorales, el "pluralismo político" de los lobbies o la "Gobernanza Global", lo que nosotros reivindicamos es una democracia efectiva y real. Una democracia que no se pare a las puertas de los centros de trabajo. Muchísima más democracia. Hasta hartarnos. No rompamos la delgada línea roja de los últimos doscientos años. Ya les gustaría.

jueves, 26 de mayo de 2011

DRY Granada informa



22/05/2011

En vista de la celeridad e intensidad con que se han producido los acontecimientos en los días posteriores a la manifestación del 15 de mayo, ¡Democracia Real YA! Granada ha optado hasta el momento por la prudencia. En base a esta premisa, la plataforma ciudadana decidió desvincularse de la organización de las acampadas espontáneas de la Plaza del Carmen (ver nota de prensa del 17 de mayo) si bien apoyando la iniciativa por considerarla espontánea y desprovista de cualquier connotación partidista o sindical.

Aunque la postura quedó clara en el anterior comunicado, con el paso de los días, DRY Granada considera que es necesario recalcar nuevamente que no participa ni ha participado en ningún momento en la organización de la acampada y las asambleas de la Plaza del Carmen y que las propuestas que de allí están surgiendo no tienen por qué coincidir con los principios desde los que DRY convocó la manifestación del pasado domingo.

En este sentido y, para evitar cualquier confusión o nueva identificación de DRY con otros movimientos paralelos, e incluso con partidos políticos y posibles intentos de manipulación (ver nota de DRY Central), animamos a todos los ciudadanos y ciudadanas y a los medios de comunicación a que se informen de las próximas acciones de la plataforma exclusivamente a través de los canales de comunicación de ¡Democracia Real YA! en Internet:

Twitter: @dryGranada

Por todo lo expuesto, y clamando de nuevo por el carácter inclusivo que inspiró el 15M, insistimos en el lema “no somos mercancía en manos de políticos y banqueros”, que consiguió congregar a más de 5000 granadinos y granadinas el pasado 15M, y sobre el que consideramos que deben encauzarse de nuevo las reivindicaciones.

Además, debemos recordar que éste es un movimiento que no se circunscribe únicamente a Granada, sino que tiene una aspiración nacional e internacional, fruto de un descontento general de la ciudadanía de muchos países respecto al sistema político y financiero que nos gobierna y que oprime al ciudadano por igual, sea cual sea su nacionalidad, credo o tendencia ideológica.

En este sentido, DRY Granada ve las acampadas como una forma más de reivindicación que no debería ser incompatible con otro trabajo a medio y largo plazo que vertebre las demandas de la ciudadanía en su conjunto desde la coordinación con otras ciudades de España, Europa y el Mundo.

Animamos, por tanto, a mirar hacia Madrid, Islandia, Portugal, Grecia y a las revoluciones árabes para centrarnos nuevamente en lo que nos une y no en lo que nos separa.

http://democraciarealyagranada.blogspot.com/2011/05/en-vista-de-la-celeridad-e-intensidad.html

martes, 24 de mayo de 2011

Recopilación urgente de enlaces sobre la #spanishrevolution y la #acampadagranada


Buenas tardes de martes, estimados compañeros de causa y de trinchera:

En primer lugar, nos gustaría pediros las más sinceras disculpas por haber tenido la bitácora de UCAR-Granada sin actualizar en los últimos ocho días. Un cúmulo de circunstancias, empezando por las propias consecuencias del movimiento 15-M en nuestra ciudad, han impedido que os traigamos la actualidad republicana a vuestras pantallas, con la periodicidad acostumbrada.

Las movilizaciones de ¡Democracia Real YA! en la tarde-noche del domingo 15 de mayo y la serie de acampadas cívicas que las han continuado en las calles y plazas de toda España han supuesto una sacudida masiva a la apatía y el desencanto ciudadanos, despertando las esperanzas de muchos españoles desengañados del sistema. Asimiladas a las recientes revueltas árabes y norteafricanas por motivos estéticos y de convocatoria, han provocado multitud de reacciones, tanto entre los medios oficiales o alternativos, cómo entre la propia población, víctima silente de la crisis económica y sus derivados reformistas. De esos ríos de tinta, de ese vendaval abundante de imágenes e iconografía, queremos rescatar algunos enlaces para vosotros, a fin de que podáis auscultar el fenómeno desde diversos ángulos, situados todos al cabo de la causa republicana española. Nunca hemos ocultado nuestro carácter absolutamente democrático, nuestra oposición ferviente al régimen oligárquico surgido de la Transición o nuestra toma de partido en favor de los pilares básicos del Estado del Bienestar.

Como colectivo republicano afincado en la provincia de Granada, nos centraremos especialmente en la acampada de la plaza del Carmen, la cual cumple en estas horas una semana de vigencia, interrumpida únicamente por el violento desalojo policial del propio martes 17.

Os dejamos pues con la serie de links prometidos, amigos indignados, ciudadanos republicanos:















* La impresionante y descriptiva imagen que encabeza estas líneas pertenece al álbum digital del fotografo Ferminius.

lunes, 16 de mayo de 2011

Ingenuos


José A. Pérez

Mi Mesa Cojea

16/05/2011

Ayer decenas de miles de personas se manifestaron en cincuenta ciudades de España en contra de la degradación democrática. Quizá no te lo creas porque probablemente no lo hayas visto en los informativos. Pero ocurrió, créeme, y aquí tienes la crónica de The Washington Post como prueba.

Fue una concentración nacida y difundida en blogs y redes sociales. Durante varias semanas fue lo más comentado y discutido en Twitter, pero ningún medio de comunicación se hizo eco de ello. Parece que las cyber protestas sólo son de interés para el lector español cuando se producen en África.

Al final, quizá por culpa de la cobertura de The Washington Post, los diarios españoles acabaron reflejando las manifestaciones en sus páginas. El País, que fuera diario independiente de la mañana antes de ser diario global en español, incluso lo colocó en portada, justo debajo de la mamada frustrada del FMI.

Los medios ubicados más a la derecha vieron en las concentraciones la abortista y atea mano de la extrema izquierda, esa panda de depravados que lo mismo votan a los Verdes que a los antitaurinos, enemigos de España, de Cristo y de la familia como Dios manda.

Yo estuve en la concentración de Bilbao. Allí había gente de plataformas ecologistas y de plataformas contra el racismo, niños, jóvenes y canas, estudiantes, becarios, trabajadores con trabajo y trabajadores en paro, había gente de la tele, fotógrafos aficionados, camareros, informáticos, mecánicos y escritores, sindicalistas, feministas, republicanos, independentistas, perroflautas y pijoprogres. Sin banderas ni pancartas, solo personas que sentimos que la democracia española se desangra, violada y humillada, por nuestros representantes políticos y los grupos mediáticos que les ríen las gracias.

Lo que ocurrió ayer en 50 ciudades españolas puede ser una anécdota, pero también, vete tú a saber, puede ser el principio de algo. A lo mejor es que a esta joven democracia por fin le empiezan a salir los dientes de leche.

El próximo domingo la mayor parte de los españoles votará con la nariz tapada al PSOE, al PP, a CiU o al PNV, las siglas de la degradación. Votarles, eso pensamos muchos, supone avalar la corrupción, la codicia, la sumisión a las corporaciones y la mordaza a la libertad de expresión.

Las decenas de miles de personas que ayer salimos a la calle somos completamente distintas entre nosotras. Pero nos une algo. No les vamos a votar. Ya no.

Por supuesto, es una ingenuidad pensar que se pueden cambiar las cosas.

Ahora imagina lo que podríamos conseguir todos los ingenuos juntos.

http://www.mimesacojea.com/2011/05/ingenuos.html

* Fotografía cortesía de Landahlauts, responsable del blog La Arbonaida.

viernes, 13 de mayo de 2011

Manifiesto de ¡Democracia Real YA! (Toma la Calle Granadina el 15.05.11)



Somos personas normales y corrientes. Somos como tú: gente que se levanta por las mañanas para estudiar, para trabajar o para buscar trabajo, gente que tiene familia y amigos. Gente que trabaja duro todos los días para vivir y dar un futuro mejor a los que nos rodean.

Unos nos consideramos más progresistas, otros más conservadores. Unos creyentes, otros no. Unos tenemos ideologías bien definidas, otros nos consideramos apolíticos… Pero todos estamos preocupados e indignados por el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción de los políticos, empresarios, banqueros… Por la indefensión del ciudadano de a pie.

Esta situación nos hace daño a todos diariamente. Pero si todos nos unimos, podemos cambiarla. Es hora de ponerse en movimiento, hora de construir entre todos una sociedad mejor. Por ello sostenemos firmemente lo siguiente:

Las prioridades de toda sociedad avanzada han de ser la igualdad, el progreso, la solidaridad, el libre acceso a la cultura, la sostenibilidad ecológica y el desarrollo, el bienestar y la felicidad de las personas.

Existen unos derechos básicos que deberían estar cubiertos en estas sociedades: derecho a la vivienda, al trabajo, a la cultura, a la salud, a la educación, a la participación política, al libre desarrollo personal, y derecho al consumo de los bienes necesarios para una vida sana y feliz.

El actual funcionamiento de nuestro sistema económico y gubernamental no atiende a estas prioridades y es un obstáculo para el progreso de la humanidad.

La democracia parte del pueblo (demos=pueblo; cracia=gobierno) así que el gobierno debe ser del pueblo. Sin embargo, en este país la mayor parte de la clase política ni siquiera nos escucha. Sus funciones deberían ser la de llevar nuestra voz a las instituciones, facilitando la participación política ciudadana mediante cauces directos y procurando el mayor beneficio para el grueso de la sociedad, no la de enriquecerse y medrar a nuestra costa, atendiendo tan sólo a los dictados de los grandes poderes económicos y aferrándose al poder a través de una dictadura partitocrática encabezada por las inamovibles siglas del PPSOE.

El ansia y acumulación de poder en unos pocos genera desigualdad, crispación e injusticia, lo cual conduce a la violencia, que rechazamos. El obsoleto y antinatural modelo económico vigente bloquea la maquinaria social en una espiral que se consume a sí misma enriqueciendo a unos pocos y sumiendo en la pobreza y la escasez al resto. Hasta el colapso.

La voluntad y fin del sistema es la acumulación de dinero, primándola por encima de la eficacia y el bienestar de la sociedad. Despilfarrando recursos, destruyendo el planeta, generando desempleo y consumidores infelices.

Los ciudadanos formamos parte del engranaje de una máquina destinada a enriquecer a una minoría que no sabe ni de nuestras necesidades. Somos anónimos, pero sin nosotros nada de esto existiría, pues nosotros movemos el mundo.

Si como sociedad aprendemos a no fiar nuestro futuro a una abstracta rentabilidad económica que nunca redunda en beneficio de la mayoría, podremos eliminar los abusos y carencias que todos sufrimos.

Es necesaria una Revolución Ética. Hemos puesto el dinero por encima del Ser Humano y tenemos que ponerlo a nuestro servicio. Somos personas, no productos del mercado. No soy sólo lo que compro, por qué lo compro y a quién se lo compro.

Por todo lo anterior, estoy indignado.

Creo que puedo cambiarlo.

Creo que puedo ayudar.

Sé que unidos podemos.

Sal con nosotros. Es tu derecho.

http://democraciarealyagranada.blogspot.com/p/manifiesto.html

TE ESPERAMOS EL DOMINGO 15 DE MAYO A LAS 18:00 EN LA PLAZA DE LA CALETA

miércoles, 11 de mayo de 2011

Las víctimas del 'caso Almería' luchan contra el olvido


El asesinato de tres jóvenes a manos de la Guardia Civil cumple hoy 30 años

Pablo García / Luis Meyer

Público

10/05/2011

En el kilómetro 8,400 de la carretera comarcal de Gérgal (Almería), un lugar de transición entre el Desierto de Tabernas y la Sierra de los Filabres, una placa conmemora a tres víctimas que el 10 de mayo de 1981 aparecieron calcinadas en extrañas circunstancias. Tanto, que 30 años después no hay una versión oficial creíble sobre la muerte de Juan Mañas (24 años), Luis Montero (33) y Luis Cobo (29), que viajaban de Santander a Pechina para asistir a una comunión. El 9 de mayo, la Guardia Civil confunde a los jóvenes con los autores de un atentado de ETA cometido dos días antes en Madrid. El día 10, el ministro del Interior Juan José Rosón (UCD) informa de la aparición de tres etarras abrasados dentro de un coche tras enfrentarse a la Benemérita.

El caso Almería cumple hoy tres décadas marcadas por la amnesia institucional y las pobres esperanzas de las familias por descubrir la verdad. La sentencia de la Audiencia Provincial de Almería, de julio de 1982, condenó a tres de los 11 agentes implicados (el teniente coronel Castillo Quero, el teniente ayudante Manuel Gómez Torres y el guardia Manuel Fernández Llamas) a penas de cárcel de 24, 15 y 12 años, respectivamente, por homicidio, con los atenuantes de "cumplimiento del deber" y de "obediencia debida". Absolvió a los ocho guardias restantes que integraban el operativo y sembró finalmente de incógnitas el caso.

De todos los desaciertos del juicio, el más flagrante fue denegar la reconstrucción de los hechos. Quedó clara la plena inocencia de los tres jóvenes, pero aquella decisión castró cualquier intento por investigar si Mañas, Cobo y Montero murieron al arder el coche en el que supuestamente huían, como aseguraron los agentes, o si fueron asesinados durante el arresto, como sostiene el abogado de las familias, Darío Fernández, y periodistas de la época. El Tribunal Supremo ratificó la sentencia en 1984, facilitando el argumento al Ministerio del Interior para no reconocer a los tres fallecidos como víctimas del terrorismo, como ha ocurrido en dos ocasiones. Las familias solicitaron el reconocimiento por primera vez en 2000, durante el Gobierno de José María Aznar. La negativa de Interior motivó un recurso ante la Audiencia Nacional, que fue desestimado amparándose también en el fallo judicial, según el cual se trataba de delitos individuales no incardinables, por tanto, en ningún grupo organizado, como exige la Ley de Víctimas del Terrorismo.

El responsable del departamento de Derecho Constitucional de la Universidad de Almería, Pedro Martínez Ruano, afirma que la norma es contradictoria en sí misma: "Deja fuera a las víctimas del terrorismo de Estado, como es este caso, ya que un grupo terrorista organizado siempre estará desligado de este, y si está vinculado al Gobierno deja de ser un grupo, es el Estado en su totalidad". Ruano cree que Interior debería ser más flexible en la interpretación de la ley (el reconocimiento implica distinciones e indemnizaciones) y atenerse más "al espíritu de la misma". Seis años más tarde hubo un segundo intento, ya con un Gobierno socialista. La respuesta del Ministerio fue la misma. "Decidimos entonces no recurrir más, viendo que la Justicia nunca se refería a los hechos sino a un veredicto con el que jamás hemos estado de acuerdo", lamenta Francisco Javier Mañas, el hermano de Juan.

Francisco Javier tenía 8 años cuando sobrevino la desgracia. El 10 de mayo de 1981 celebraba su comunión, a la que habrían asistido su hermano, trabajador de FEVE en Santander, y sus amigos, ambos cántabros. Interior contestó la semana pasada a este diario que, de existir una nueva solicitud por parte de las familias, la respuesta sería idéntica a las dos precedentes: no ha lugar a la revisión del caso.

El libro y la película

Hasta la fecha, algunas investigaciones han arrojado algo de luz sobre los acontecimientos. La más incisiva corrió a cargo de Antonio Ramos Espejo, profesor de la Universidad de Sevilla. Para escribir su libro, El caso Almería: mil kilómetros al sur, publicado en abril de 1982, meses antes de la sentencia recorrió España de Santander a Almería, como hicieron los tres fallecidos. El libro, que inspiró en 1984 la excelente película de Pedro Costa, El caso Almería, se reedita ahora. Ramos Espejo cree que el juicio cerró la posibilidad de saber la verdad y defiende que los muertos sean reconocidos como víctimas del terrorismo.

El autor mantiene su tesis: uno de los tres jóvenes muere o resulta gravemente herido durante los interrogatorios con torturas. Eso desencadena la matanza. "Es entonces cuando se inventan la historia de los cuerpos calcinados", indica. Según la versión oficial, los detenidos eran conducidos por la Guardia Civil a Madrid en una caravana de cuatro coches de paisano, ellos en el segundo, esposados en el asiento trasero. Cuando los jóvenes intentan fugarse, el conductor y el copiloto saltan del vehículo, los demás policías abren fuego y el coche sin control cae por un terraplén. El vehículo se incendia y mueren abrasados.

Pedro Manuel de la Cruz, actual director del diario La Voz de Almería, cubría el caso para El País con apenas 20 años. Se acercó al lugar donde apareció el coche calcinado. "Según el comunicado oficial, el coche zigzagueó al recibir los disparos, se cayó por el terraplén y se incendió. Cuando yo llegué, el Ford Fiesta estaba sobre las cuatro ruedas, justo al lado de la carretera, como si lo hubieran aparcado", rememora. De la Cruz dio con un teniente de la Guardia Civil ajeno al homicidio que ofreció una versión muy alejada de la oficial. "Según me contó mi fuente, al teniente Castillo se le fue la mano y Mañas murió durante el interrogatorio", afirma el periodista. "Tiraron por la calle de en medio, mataron a los otros dos jóvenes y los quemaron para no dejar pistas". De la Cruz incide en otro punto inverosímil, como que en medio de la balacera casi todos los proyectiles fueran a parar al corazón y otras zonas vitales.

Escrita a máquina

En 1984, la familia Mañas recibió una carta anónima redactada a máquina por un supuesto guardia civil implicado. En ella acusaba a cuatro agentes, entre ellos al teniente coronel Castillo Quero. "Al principio les dieron una paliza (...) perdiendo uno de ellos el conocimiento (...) los mataron de un tiro por separado...". El texto abunda en detalles, como la quema del Ford Fiesta con "una lata de gasolina" con los tres dentro. "Desde entonces, hemos rogado a alguno de los 11 que cuente la verdad. Pero no hay forma", declara Francisco Javier Mañas.

El abogado de las familias, Darío Fernández, está retirado desde hace años. "Como el juicio apenas resolvió nada y los crímenes han prescrito, el caso ha quedado a merced de la investigación histórica", cuenta en su casa de la capital almeriense. "Hubo que hacer siete autopsias, porque los primeros informes estaban manipulados para inculpar a los jóvenes como etarras", evoca. Sobre el juicio planearon un sinfín de contradicciones: pistolas cuya propiedad se atribuyó falsamente a los fallecidos; el testimonio de unos pescadores que vieron la lata de gasolina; la desaparición de pruebas en Casas Fuertes, una fortaleza abandonada a donde la familia cree que se condujo a los detenidos para torturarlos; o el hallazgo de unos brazos y unas piernas, quizá las que les faltaban a las víctimas. En 2002, el teniente coronel Victoriano Guillén, destinado en Almería en el momento de los hechos, pero alejado de la tragedia, declaró a Antena 3: "Despedazaron a aquellas criaturas para meterlos dentro del coche, se lo llevaron, le metieron fuego y se pusieron a pegar tiros". Guillén falleció en 2003.

El letrado de la familia recibió anónimos amenazantes y unos encapuchados trataron de hacer explotar su coche. Todo ello motivó que se recluyese en la casa-cueva de un amigo. "Nunca tuve miedo. El caso Almería también fue un caso de amor hacia las víctimas y sus familias", recuerda el letrado.

domingo, 8 de mayo de 2011

Retumbó la voz de Javier Egea. Bartleby rompe el silencio decretado sobre su incómoda obra al publicar la “Poesía Completa”


Miguel Veyrat

Ojos de Papel

02/05/2011

El Volumen I de la “Poesía Completa” de Javier Egea (1), el poeta granadino cuya obra ha permanecido oculta durante un cuarto de siglo, silenciada en gran parte por quienes fueran sus compañeros de grupo —La otra sentimentalidad, travestida más adelante en poesía no compleja, ”figurativa”— ha supuesto un cañonazo disparado por los sagaces editores de Bartleby, retumbando al aire nunca demasiado tranquilo y desmedidamente presuntuoso de los vencedores actuales y reales de la continua, absurda y sangrienta guerra extraliteraria que asuela periódicamente la poesía española. Con ello se reafirman de nuevo las amargas palabras de Luis Cernuda al citar a Larra en un artículo de 1962 (2), consagrado a reivindicar la obra de Manuel Altolaguirre.

”En España todavía hoy escribir es llorar, —repetía el gran marginado al glosar el ocultamiento del poeta que fuera uno de sus más leales amigos—, porque el renombre, y por tanto la oportunidad de ser leído, de un poeta, está basado tan sólo en su actualidad”… ¿Por qué? “Porque en España, las reputaciones literarias han de formarse entre gente que, desde hace siglos, no tiene ni sensibilidad ni juicio, donde no hay espíritu crítico ni crítica y donde, por lo tanto, la reputación de un escritor no descansa sobre una valoración objetiva de su obra”. La sentencia de Luis Cernuda, vigente por desgracia, es a mi juicio base imprescindible para un intento de abordar con solvencia los desafíos que afronta de modo continuo la poesía que escribimos en España.

Y sin embargo, la cruel historia que se preparan ustedes a conocer en la lectura de la obra completa de Javier Egea, que comprende desde su primer libro Serena voz del viento (1974), hasta Raro de luna, el último publicado poco antes de su automarginación definitiva en forma de suicidio en 1999, no es sino consecuencia del reparto de los despojos de las vestiduras de la poesía que de modo nada evangélico han realizado una vez más contemporáneamente algunos jefes de centuria, entre editores y poetas, ansiosos de la ganancia que podía deparar el advenimiento de la “buena nueva” que anunciaba ingenuamente el ansiado fin de la dictadura y el inicio de una placentera epifanía apoyada en la ahora llamada “Transacción” —de modo evidentemente irónico, pero con visos de realidad.

A la ira ciudadana actual debida a la descomposición política, económica y social en los modos democráticos adquiridos desde que se restañaran los restos del río de sangre vertido hará ya tres cuartos de siglo, se une el deseo por parte de algunos intelectuales responsables, como Manuel Rico y Pepo Paz en este caso, de desenmascarar el entierro voluntario de parte de una herencia poética que aparece imbuida no sólo del espíritu de sus padres más activos y evidentes —tanto trasterrados como enterrados en vida en la península—, a la par que los verdaderos protagonistas de la poesía más comprometida en los años transcurridos desde aquella fallida, ingenua promesa, de “explosión literaria” tras el franquismo. Como si el talento dependiera de los votos y los miles de carreras y concursos de belleza entre poetas organizados por los ayuntamientos, instituciones y/o elegantes mecenas especuladores, que deseando lucir la cosmética del jazmín de la poesía, han contado con jurados parciales de escritores, unidos a algunos espurios elementos editoriales “con voz pero sin voto”, pero encargados de recaudar los denarios localizados a través de sus agudos visores.

Tras quienes gozaron del dudoso privilegio de haber nacido unos pocos años antes de la contienda y que formaron su propia “generación”, luego desfilaron los exquisitos venecianos con interesadas ayudas para que distrajeran de todo compromiso excesivo; después llegaron los neosentimentales, místicos, malditos, filósofos, silenciosos, figurativos y demás “tendencias”; entre ellos, quienes recuperando las voces que sembró Gramsci desde sus cenizas, se entregaban a ampliar el espectro progresista de la poesía española sin residuos epigonales y con voz propia, renovada. Sería demasiado tedioso para el lector enumerar aquí el canon de los eminentes maestros apartados del camino por no prestar la debida obediencia a los partidos supervivientes del desastre de los años treinta, y lamentable olvidar algún mérito en tan breve texto como el presente entre aquellos que se empeñaron, sacando fuerzas de flaqueza y jugándose libertad y patrimonio, en contar en verso la historia verdadera de aquella longa noite de pedra con la voz insobornable que suelda la poesía con la realidad.

Muchos viven la misma suerte que debía padecer más adelante Egea (3), mientras los más listos crecen, se multiplican, se ramifican desde el grupo formado en un coqueto Corleone alpujarreño de comunistas recién bautizados y bien dispuestos para halagar y servir al poder como guardias de corps en la propaganda electoral; para ello se dejan acompañar por falangistas enmascarados, neofranquistas aznareños, bodegueros felipistas y hasta algún legionario de Cristo a quien el Opus Dei pareciera demasiado liberal; sujetos todos a la ley de la omertá en el secreto de la cueva de Alí Babá, cuentan con sus propios guardianes de la ortodoxia familiar. ¿Cuál será tal ortodoxia que comienzan a ejercer de modo fundamentalista unos elementos de procedencia tan diversa? ¿Qué los une?: Es el propio poder, aquel que corrompe hasta el lenguaje, heredado del paternalismo cultural franquista —“con los ascensores funcionando”—, como tantas otras cosas que no han podido o querido cambiar. De todo ello es testimonio ejemplar la historia del poeta Egea, que entra ahora de pleno en los anales de lo que dimos en llamar genéricamente “la democracia”. Historia que ha narrado de modo más documentado, sutil, objetivo y discreto que el mío el crítico, novelista y poeta Manuel Rico, suministrando las claves necesarias en un texto que abre la edición preparada por José Luis Alcántara y Juan Antonio Hernández García, eficaz y sin concesión alguna.

Dotado Egea de una voz no peor que quienes le acompañaron en la fundación de aquella “La otra sentimentalidad” (4), su sonido y sentido sonará ahora singularmente “nueva” para miles de lectores españoles, dejando en la conciencia agria de sus censores el poso de las estúpidas razones aducidas para justificar una marginación de tantos años, basadas —a tenor de lo publicado— en el alcoholismo, depresión y en todo aquello que pudiera llevar a los espíritus filisteos a condenar la “mala vida” nocturna, el sexo siempre dolorido en su oscuro enigma que sin embargo constituye el patrimonio de tantos poetas —hayan decidido o no morir antes de tiempo. ¿De qué o de quiénes, de qué buena o mala entraña depende decidir en grupo el acoso de otro “de los nuestros”?, ¿Hubiese resultado más cómodo tal vez para sus supuestos amigos dejarlo pudrirse en un manicomio y sacarlo de paseo de vez en cuando para exhibirlo como un maldito mono sabio escribidor de poemas, como sucede en otros casos? ¿O quizá aguardar una buena mañana al levantamiento de su cadáver sobre los adoquines húmedos, para llenar después de rosas y botellas de coñac su estela de polvo blanco, como en la tumba de Poe pero en el Paseo de los tristes?

Empédocles, el más famoso de los primeros pensadores suicidas, quizá se arrojó a las llamas del Etna para comprobar personalmente si en lo hondo del abismo nacían las raíces del odio y el amor que hacen vibrar los cuatro elementos que dan forma a las contradicciones de la materia, al hacerse humana. Se arrojó a las llamas —filósofo y poeta por entero, capaz de dar su vida por el pensamiento puro, haciendo buena una recurrente metáfora poética. Otras y otros se ejecutaron en las aguas del Pacífico, en las del río Ouse o en las del Sena; tragándose una bala de plomo, bailando del cabo de una cuerda en el vacío o pudriendo su privilegiado cerebro en los aires ulcerados de la química o el opio. Cientos de poetas viven y trabajan, felices o no, actualmente en España. Y con mejor o peor suerte, unos deciden matarse y otros no; también con mejores o peores contactos sociales —como advertía Luis Cernuda— y para suerte suya, pueden medrar junto a pequeños editores honestos que saben reconocer una obra rigurosa, bella y original que pueda proporcionar unos momentos de felicidad al lector de poesía, arriesgándose a publicarla.

El suicidio de un poeta, además, suele “vender”, como también ha pensado no hace mucho un joven escritor deseoso de notoriedad que se ha atrevido a publicar una “Antología de Poetas suicidas” o algo así, de la que ustedes me dispensarán facilitar referencias. Muchos de ellos tendrían derecho a acceder a peldaños más altos, que sólo pueden consistir en allegar más y más lectores, no en acumular premios que sin embargo son los únicos que ayudan en este país de gregarios a ser más leído y apreciado socialmente. Si existiera por el contrario en la parte oriental de la Península que nos ha tocado en suerte, una sociedad de lectores verdaderos la suerte de un escritor dependería tan sólo del juicio decisorio de esos lectores de poesía que compran y leen libros pagando de su bolsillo (5), sin depender del apoyo de una u otra secta cuyas presiones pueden resultar letales para determinados caracteres.

Se suicida aquél para quien la vida ya no merece ser vivida, como recuerda Albert Camus abriendo su Mito de Sísifo. Sus razones últimas permanecen para siempre en el secreto. Por muchas claves que creamos adivinar, nosotros sólo podremos “suponer”. A la voz de Egea debemos dirigirnos pues por tanto para no especular indagando en el testimonio vital legado por sus versos, esos “amigos verdaderos que componen el pequeño pueblo en armas de la poesía”, como manifestó en su primer soneto, inédito hasta figurar testimonialmente en el manifiesto de “La otra sentimentalidad, ya que fue escrito para tal ocasión influido por el poema Eternidades de Juan Ramón según atestigua Manuel Rico. (“Poética” es su título, y a mi modo ver aparece también determinado por la lectura de un verso emblemático de Celaya, uno de sus poetas de cabecera de la época).

El ejercicio de la poesía no trata de cambiar el mundo, ni siquiera de entenderlo; intenta construirlo, desde sus desechos no rentables, para uso tanto privado como colectivo. Sirve para cantar y contar angustias, o celebrar gozos empuñando la palabra y la música en versos verdaderos encarrilados a la busca de la belleza, ese lugar que nunca llegan a conocer los cobardes. Sirve para sentir ese mundo distinto construido con música, palabras y emociones; para notar cómo palpita al compás del latido de nuestra propia sangre: Así lo creía Javier Egea y esa fue la intención de la poesía que pudo escribir a lo largo de sus siete libros publicados. Su obra aparece embriagada en la fiebre del amor por la humanidad y la justicia, en una búsqueda agónica de razones para vivir y entregarse con el ímpetu de la palabra justa, medida y adecuada para preñar el corazón del otro, precisamente en un mundo del que él ya sabe con certeza que “No No era este el lugar”. Ya pisa en el territorio de la muerte presentida, que no va a tardar.

Hay que salir de aquí
hacia otra tierra
para volver un día con el agua en la frente
con el fuego en las manos,
con el grito en las alas.

Dice sin embargo su principal exégeta que este poema, “Ciudad del asedio” en que la protagonista es la alondra, podría ser “la metáfora de un tiempo mítico —¿la Segunda República?— en que el sujeto poético constata la dificultad que supone construir el futuro liberador con el que sueña”. Egea, con su lenguaje audaz siempre dispuesto a modificar los puntos de fuga individuales sobre el mundo para unificar todo aquello capaz de ser compartido: incluido el amor, por muy diferente y difícil que pudiera resultar su práctica, como “pronta agonía”, con “sangre por las palabras” y “al filo del puñal”. Sin embargo, no todos en su grupo, se deciden a asumir con la misma entrega la ideología y los términos teóricos y expresivos del materialismo (“Materialismo eres tú”, se titula uno de los poemas del libro Paseo de los tristes) que siente, estudia y asimila este poeta cuyos orígenes sociales no “debían” llevarlo a tal camino.

Pronto parece estar claro que tampoco el grupo primigenio era su lugar. Como un día nos recordaba a todos Valente y trae ahora a cuento Manuel Rico, “donde acaba el grupo comienza el poeta”. Y Egea afinca sus raíces en la única tierra firme en la que cree y sobre la que merece la pena asentar el arte y su propia vida, una misma cosa: “una suerte de marxismo heterodoxo en el que caben el irracionalismo y la realidad de los sueños sobre un hilo conductor reconocible, de origen realista”, como comenta el crítico Manuel Rico, añadiendo que Egea fue tal vez el único poeta de su generación que asumió sin complejos la terminología del marxismo hasta trasladarla al poema y darle una dimensión nueva. Es en efecto su obra poética la que regresa ahora como alondra hasta nosotros, para ser ungida con el agua en la frente, el fuego y el grito prendidos en las manos y en las alas en pos del sueño liberador. Y bienvenida sea. Es la diosa razón, sí, consagrada por la Revolución francesa y asumida por entero en el ideario republicano, pero la razón creadora, tal como la concebiría María Zambrano, razón utópica ofrecida por esa maestra del pensamiento poético, y “revelada” entre los claros del bosque de las ideologías. Palpitaciones todas de una impaciencia en la esperanza congénita, que hacen de la vida un continuo “anhelar, esperar, querer”.

Con su elección de compromiso consuma el alejamiento de la estética oportunista que ha comenzado a practicar el núcleo rector del grupo, en alianza con los mismos editores malsines que se benefician largamente de las subvenciones que la égira felipista les concede, ansiosa de bendiciones y medallas culturalistas que adornen otras desviaciones más graves. Egea escribe ya “una poesía distinta, total, poliédrica, intimista y civil a la vez”, que carece ya de todo tipo de conexión con los poetas que nacieron a la vida literaria junto a él. La publicación de Troppo mare y Raro de luna confirman la ruptura definitiva, aunque ya a lo largo de los veinte años precedentes su obra había permanecido ausente de toda antología o censo de poetas en ámbitos locales o nacionales, controlados prácticamente en su totalidad por los que ya eran amos de la cancha como poetas “figurativos”—uno de los oxímoron más pintorescos que haya dado la historia de la literatura española.

y yo desnudo aquí y en público sangrando
como si nunca nada me hubiera sucedido.

Hoy sólo sé que existo y amanece.

Desnudo y solo vive Egea en el poema “Leer el Capital”, conmemorando el libro de Althusser que constituyó la biblia de todos los jóvenes antifranquistas de los años sesenta y setenta. Althusser en su teoría política, la que bebe Egea ávidamente, concibe el poder del capitalismo como una combinación de sus aparatos represivos, Estado, Ejército, Policía… añadidos a sus aparatos ideológicos representados por la escuela, la Iglesia, la prensa, los partidos políticos, etcétera. Algo que todos los españoles de la época sabían ya de memoria por experiencia propia y estaban dispuestos a olvidar. Mas Egea sigue convencido de que todo ello existe todavía, a pesar de un pacto constitucional apoyado con bayonetas en los riñones. Y por lo tanto, también constata que no amanece y que se ve obligado a existir en ese raro magma, “a boca de parir”.

Althusser asesinó a su mujer Héléne Rytman el año 80 en el pico de una crisis depresiva de la que se acusó moralmente a su psicoanalista y colaborador en tareas de pensamiento Jacques Lacan —que había definido el suicidio como “el único acto humano que tiene éxito sin ningún fallo”—, a quien también admiraba nuestro poeta y a quien el filósofo llamaba “El Góngora del psicoanálisis”. La derecha asoció de inmediato marxismo y crimen (el suicidio de Nicos Poulantzas en el 79 tampoco ayudó) (6). En España, por la misma época sucedía que en el IX Congreso del PCE (1979) Santiago Carrillo, en contra de las corrientes mayoritarias del PCE, convirtió el viejo Partido revolucionario en una organización socialdemócrata al disolver su sistema celular y sectorial con su decreto de territorialización, bien que forzado por las circunstancias del pacto de la “Transición” anteriormente citadas, hasta que en 1982, el PSOE que desde el comienzo de la democracia en España se había presentado a las elecciones como un partido marxista proclamándose como primera fuerza de oposición al gobierno, abandona asimismo su ideología fundacional ante la amenaza de dimisión de Felipe González. Paralelamente, el ensueño europeo comienza a diluirse en el ácido de las doctrinas de Milton Friedman, adoptadas y ejecutadas por Thatcher y Reagan, aplicadas de modo sangriento en Chile y Argentina y finalmente transferidas con el discreto nombre de “neoliberalismo” hasta el corazón mismo de la ya domesticada izquierda española, que actúa en su nombre dejando que la derecha “de siempre” cargue con el sustantivo y el mochuelo.

Podemos imaginar muy claramente lo que sucedió en el mundo emocional, y consecuentemente estético, de un Javier Egea “desnudo en público y sangrando” mientras inicia su particular “Paseo de los tristes” —así se llama, y con su nombre titula su posterior libro, la avenida que conduce al cementerio de Granada— mientras un núcleo selecto de sus compañeros de viaje se pliega a los nuevos catecismos que celebran con sus mantras rituales en la bodeguilla de La Moncloa, siempre con la tricolor, eso sí, ciñendo su cintura, políticamente correctos. Él ya había aprendido de Lacan que “El inconsciente está estructurado como un lenguaje”, al crear la lógica del significante en aplicación de las teorías saussurianas, donde el Yo se constituye en un reconocimiento en torno a la imagen del Otro o en su imagen en el espejo. En el seno de esa lógica va a construir su poética desde entonces, pues no hay ideal más adecuado para su reciente libertad ideológico-estética adquirida en la práctica del dolor que ya se condensa en una soledad cada vez más patética, que termina de incubarse en una estancia —mítica en su biografía— en la Isleta del Moro del Parque Natural de Cabo de Gata, donde en absoluto aislamiento escribirá Troppo mare, un piélago en que se agarra a los pecios de la contradicción fundamental entre el Yo privado y el Otro colectivo, entre temporales y olas que rompen aisladamente.

Es este un libro en que la lógica existencial de la ideología rebalsada en los trasfondos de Gramsci, Pavese y Pasolini —a quienes todos han leído con pasión—, hubiese debido retener al grupo original en la fidelidad a sus principios fundacionales. Solamente Egea persiste, ya definitivamente aislado. El poeta acrecienta su soledad de poema en poema al negar el realismo “figurativo”, que ya roza a menudo el casticismo ramplón. Sigue desnudo, sangrando. Aunque no amanezca. El poeta no puede ser sino en estado de rebeldía. A pesar de las circunstancias y la destructiva desolación que presidirá inmediatamente Paseo de los tristes (1981), el libro alcanza el premio Juan Ramón Jiménez con jurados de honestidad probada como Aurora de Albornoz, José Hierro y Félix Grande. Desgraciadamente, en un momento en que la carcoma de la derrota ha horadado ya el organismo mental y físico del poeta en el que

Una extraña madeja de tumbos y deseo
te va poniendo en pie cada mañana

Y ya todo es oscuro, irracional, raro. Raro de luna, de hermosísimo título. En una entrevista periodística reconoce que el paisaje de ese libro es ya inconsciente, porque a él le “gusta aprehender la poesía de la propia poesía”, lo cual le hubiera aproximado en otras circunstancias a otros grupos coetáneos con los que también me podría haber identificado yo mismo, aunque parcialmente como poeta, si hubiese decidido pertenecer alguna vez a alguna “tropilla”. Este es pues el momento “donde comienza el poeta”, y si aceptamos totalmente la conseja valentina, donde el grupo estalla para Egea en mil pedazos, donde su voz es cada vez más propia —una clara “conducta impropia”—, irracional, donde retumba en cañonazos a cada tiempo más certeros, sonoros y significativos. Comprometidos pero dolorosos, donde sabe que

Todo estaba perdido
A la sombra del árbol perdido

Con la niebla a tus órdenes
príncipe de la noche
llegaste generoso de negras flores

No te vayas ahora que asedia el frío

En el árbol del bosque
En el árbol vacío
En el árbol del bosque vacío.

Ya es un “practicante de la muerte diaria”, como confiesa en 1994 a otro periodista. Practicante de una muerte que se podría alcanzar tanto en un descampado como en aquel desolado y misterioso “2º B” que aparece ya citado por doquier. Ya se está marchando. El poeta ya se va de este mundo por las cañerías del 2º B: “No No era este el lugar”. Sólo escribirá un cuadernillo más, Sonetos del diente de oro publicado con carácter póstumo en 2006, que se origina en una lectura peculiar de Las mil y una noches, y contiene algún poema de extraordinaria perfección tradicionalista donde su Sheherezade, cuando al fin todos se fueron (…), lleva colgada entre los pechos la brillante pieza áurea donde se reflejan (…) Encima de la mesa/ los restos de una timba de siglos invernales, de noches sin piedad. Cierre. Ya sólo escribirá dos sonetos —magníficos—, más: (…) De pronto, en los espejos,/ ve resbalar un cuerpo desnudo, ve pasar/ una huellas mojadas… (…). Separación empedocliana antes de dejar el último rastro en la ceniza del cráter de su cráneo, entre amor y odio, eros y tánatos, crimen e inocencia que han presidido su corta, intensa atormentada vida. “Sólo un gesto. No volveré a escribir”, como anotó su admirado Pavese antes de zanjar la propia soledad de modo definitivo. Ninguno de los dos poetas superó la cuarta década de su vida.

Tiempo vital dedicado por tanto, como apunta M. R. cerrando su lúcido prólogo, “a buscar un imposible, la poesía materialista, algo que sólo existe en el terreno de la teoría, consiguiendo sin embargo una poesía de la compleja condición humana, poesía crítica en su sentido más profundo”, como vivida de continuo al borde de la sima. Como primer responsable de la publicación de la obra completa de Egea, como director de la colección de poesía de Bartleby Editores, afirma por último que “con este trabajo no he pretendido sino llevarlo a su lugar, situar su lírica en el campo de la poesía”, pues no debió transitar por las décadas de los ochenta y los noventa en una marginalidad extraña, ya que se trata de “un poeta mayor” del que hasta ahora solamente contaba el lector para acercarse al conjunto de su obra con la Antología Contra la soledad, publicada en 2003. Con las obras completas que ahora salen a las librerías, queda cumplido pues un acto de justicia con alguien que fue “un poeta desadjetivado e imprescindible, un poeta a secas”. Un rebelde. Un abstracto.

Tras esta escueta y exacta definición quedaría una pregunta por responder al filo de estas páginas, de estos recuerdos, de la polémica que reproducimos en los enlaces que figuran en otro lugar (7), además de la brevísima Antología de siete poemas, uno por cada uno de sus libros, que aparece como colofón y guía. La pregunta es muy simple: ¿Por qué?, ¿Por qué el auto de fe del silencio, el equivalente de la hoguera medieval practicado por quienes eran sus cofrades y amigos? Una respuesta coherente, aparte de las opiniones que expuse en los primeros párrafos de este artículo, yo no soy capaz de hallarla. Sólo sé por experiencia propia que el ejercicio de prepotencia y acoso en grupo, suele ser un síntoma de la mediocridad de quienes lo ejecutan. También sé que la mayoría de poetas escribimos por la inmensa felicidad que proporciona captar la música secreta que da un sentido universal a las palabras vulgares que sirven para cooperar todos a diario unos con otros. Ser leído es pues muy importante para un poeta, porque el hecho de escribir sólo tiene sentido en el hecho de comunicar esa emoción ya desentrañada y escrita, hasta otra mente que pueda latir al mismo ritmo, o parecido, que la propia.

Quiero, para terminar, ofrecer en homenaje personal a este compañero, hasta hoy desconocido para mí —ausente tantos años de España y sus meandros, pozas culturales—, los últimos versos de mi poema “Pie de luz en la ceniza” del libro Instrucciones para amanecer (8), que termina reproduciendo tres versos de Hölderlin dedicados a la muerte de Empédocles y representan bien los sentimientos que me ha producido la lectura de su poesía. Ignoro si Egea conocía y amaba a aquél poeta que antes de caer en la locura creyó que el hombre sólo habita poéticamente la tierra —pero en libertad, sin límite alguno—, aunque estoy convencido de que si se hubiese dado la ocasión, hubiésemos celebrado los tres juntos estos siete versos con un buen vaso de vino,

También mi huella
queda al borde de este cráter: El mundo medirá
en su cálido recinto
el sentido deicida de mi herencia:

¡Sed hospitalarios y piadosos,
pues sólo cuando aman son buenos los mortales!
¡Arrojemos después la pluma debajo de la mesa!

***

7 libros, 7 poemas (ver nota 9)

¿Quién te va a ti a conocer

en lo que callas, o en esas

palabras con que lo callas?

PEDRO SALINAS


QUÉ DIFÍCIL, AMOR, LA MADRUGADA…

Qué difícil, amor, la madrugada,
el abrazo brutal
cuando la luz es débil
aún por las esquinas,
si nos falta la voz,
la palabra precisa
para bordar el beso.
Qué difícil, amor, el mediodía,
la tarde y el crepúsculo.

Se nos durmió la voz
cuando aún no brotaban
ni el llanto ni el silencio.

Y entonces el error,
la catástrofe inmensa
del viento sin espigas,
de los labios dormidos.

Y entonces, qué difícil,
amor,
qué difícil el mar y la alborada.

LIBRO: Serena luz del viento
Publicación: 1974
Escritura: octubre 1971

A PESAR DEL DOLOR

No moriré en tus ojos
que tantos ojos tiene mi canción
como cuentas el collar de los trigos.
Es otra muerte nueva la que ahora me cita:
la de los brazos amplios
y el corazón sencillo y claro,
la de la frente en pleno campo de batalla
en pleno campo de batalla
sin más arnés
que un manojo de versos
libres para la vida y el amor.
Por eso no moriré en tus ojos.
Es otra muerte nueva
la que ahora me cita cada día.

LIBRO: A boca de parir
Publicación: 1976
Escritura: 8 noviembre 1973

[VIII]

Abrumadoramente condenado,
porque el pueblo decide hasta la muerte,
vendrá la muerte a ti y vendrá a verte
en nombre de la historia el torturado.

Vendrá la muerte a ti, remunerado
del dolor y su grito, a sorprenderte
alto tú en tu poder, dormido y fuerte
y ponerte de sangre coronado.

Poderosa verdad que te reclama
a tu triste corona obedeciendo,
a la muerte tu sueño tributando.

Y tú sientas subir hasta tu cama
la voz del pueblo al madrugar diciendo:
Pasó la noche el dictador sangrando.

LIBRO: Argentina 78
Publicación: 1983
Escritura: 1979

CÓRAM PÓPULO
(I)

Lo que pueda contaros
es todo lo que sé desde el dolor
y eso nunca se inventa.

Porque llegar aquí fue una larga sentina,
un extraño viaje,
una curva de sangre sobre el río,
mientras todo era un grito
y ya se perfilaba resuelto en latigazos
el crepúsculo.

Las historias se cuentan con los ojos del frío
y algún sabor a sal y paso a paso
–lengua y camino–
porque la sangre se nos va despacio,
sin borbotón apenas,
desmadejadamente por los labios.

Las historias se cuentan una vez y se pierden.

LIBRO: Troppo mare
Publicación: 1984
Escritura: 1980

MATERIALISMO ERES TÚ

¿Y tú me lo preguntas?

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER


Si supiste decirme que no estamos en paz,
si venir a tus labios fue sentir el calor
de un hermoso equipaje para siempre en los hombros.

Si se abrió el horizonte con sus ojos brillantes,
con toda su extrañeza.

Si hay días, raros días
en que cruzas de pronto la calle y me sorprendes
con alguna denuncia inesperada.

Si hay tardes, raras tardes
que me atrevo a contarte
mi pequeña verdad de enamorado,
que me atrevo a tirar por la borda algún jirón
de esta memoria sucia de dominio,
turbia de soledad.

Si hay noches, raras noches
que cuando te descubro
por una de esas calles que llevan al mercado
parece que una estrella, de golpe, me alumbrara.

LIBRO: Paseo de los tristes
Publicación: 1982
Escritura: 7 diciembre 1981

VEN A LAS ISLAS…

Ven a las islas
que dan al valle
las islas negras
sin abordaje

Donde mis ojos
y soledades
cuando me cercan
las iniciales

Raro de luna
como de nadie
a todas horas
interrogándome

En la aduana
de los disfraces
donde las islas
sin esa llave

Mientras destiñen
los tatuajes
ven esperada
con tu rescate

LIBRO: Raro de luna
Publicación: 1990
Escritura: 1 junio 1986

VII

A Elena C.

Sale por la ventana del bar una canción
que cuenta de prisiones, de unos labios y un día.
Y siente que en sus labios la noche se le enfría
y aprieta en el bolsillo un negro escorpión.

Ha vuelto de las islas. La luz del callejón
es la misma que, entonces, fatal, le sonreía.
(Y el mismo el que la mira pasar, el viejo espía
de la brasa en los dedos y del trago de ron,

que sale de las sombras y entra en la cabina
junto al embarcadero.) Por entre la neblina
adivina el farol que chilla en la portada

donde “El Diente de Oro” destella. En alta mar
se eleva una bengala. De pronto, al disparar,
ve los labios traidores huir en desbandada.

LIBRO: Sonetos del diente de oro
Publicación: 2006
Escritura: 13 julio 1993



NOTAS:

(1) Bartleby Editores y Fundación Roberto Malagón. (Madrid, 2011). Prólogo de Manuel Rico, edición de José Luis Alcántara y Juan Antonio Hernández García: I - POESÍA I (Libros), II- POESÍA II (Sueltos e inéditos), III- PROSA I (Miscelánea), IV- PROSA II (Diarios). Egea fue el autor en 1983 junto a Luis García Montero y Álvaro Salvador del manifiesto “La otra sentimentalidad”, pese a lo cual ha sido mantenido como mera referencia bibliográfica en un espeso silencio “inexplicable” sobre su nombre y su obra, sólo roto de manera esporádica por algún homenaje aislado y localista. Con esta publicación sus editores pretenden proseguir su labor de reparación de lo que consideran “injusticias literarias de proporciones incalculables” caídas sobre determinados poetas contemporáneos, a los que consideran víctimas de las “serias carencias de nuestro sistema crítico y académico (M.R.)”, al tiempo que corroboran las palabras de Cernuda que citaremos más adelante.

(2) Poesía y Literatura I y II, Biblioteca Breve de Bolsillo, Seix Barral, Barcelona 1971.

(3) "La nómina de exclusiones practicada por los enemigos del pensamiento complejo no terminaría en Javier Egea; citamos excepcionalmente otros nombres ligados en una u otra medida a la "Tendencia" como los de Pablo del Águila —cuya memoria acerca de su suicidio a los 22 años fue objeto de alguna canallada por escrito—, o Elena Martín Vivaldi de mayor edad pero iguales “maneras” estéticas, que podrían encabezar incluso una Antología de los "débiles" abandonados al borde del camino. Por cierto que una Antología de esta excelente poeta fue publicada en Hiperión tiempo antes de morir en 1998 de muerte natural, antes de cerrarse el silencio sobre su sombra. Fue una decidida militante feminista y decana de la Facultad de Filosofía y Letras de Granada, en tiempos en que no era corriente que una mujer ocupase un puesto de relevancia académica.

(4) Javier Egea, Álvaro Salvador y Luis García Montero: La otra sentimentalidad (Los Pliegos de Barataria, Editorial Don Quijote, Granada, 1983).

(5) Walt Whitman, director del Daily Eagle de Brooklyn desgrana en sus editoriales su idea de la democracia como una sociedad de “lectores libres”, no corrompidos por el fanatismo ni los grupos políticos, lectores a quienes el autor de textos —el poeta, el impresor, el maestro, el periodista— debe servir con todas sus fuerzas. Esto decía por ejemplo el 1 de julio de 1846; nosotros seguimos creyendo en sus palabras que confirman que el pensamiento —y la poesía lo es ¡ y en qué medida!— democrático es complejo y por lo tanto abstracto.

(6) Todos ellos, aunque no todos los citados aquí —el fugaz y frustrado Régis Débray que marchó a la selva a luchar temporalmente junto al Ché Guevara, fue por ejemplo considerado un traidor—, constituyeron un grupo, hoy en decadencia, que organizó aquel marxismo estructuralista que alimentó ideológicamente unos años que produjeron las claves intelectuales de cambios irreversibles en la política y costumbres de Occidente.

(7) Enlaces

-Luis García Montero: “El rescate del poeta con sentimiento político" (Público, 30-03-2011)
-Jesús Arias: “Un poeta ha vuelto a nacer y vivir” (Granada Hoy, 3-4-2011)
-PodCast de "Justicia poética": Entrevista a Manuel Rico y Juan Antonio Hernández García (El Planeta de los libros, 13-2-2011)
-Entrevista de G. Cappa a Manuel Rico: "No tengo respuestas para explicar el olvido de Javier Egea" (Granada Hoy, 14-4-2011)
-Entrevista de Juan Luis Tapia a Manuel Rico: “El poeta Javier Egea merecía una edición a la altura de su obra” (El Ideal de Granada, 15-4-2011)
-Ángel L. Prieto de Paula: Andar erguido y solo" (El País, Babelia, 23-4-2011)
-Anónimo: "Olor a espera" (Granada Hoy, 24-4-2011)
-Francisco Baraja, "La Trónica" (Andalucía Digital, 26-4-2011)

(8) Instrucciones para amanecer, Calima, Palma de Mallorca 2007. Pág. 106.

(9) Esta selección ha sido realizada a petición mía por los editores de la Obra Completa de Javier Egea, los estudiosos José Luis Alcántara y Juan Antonio Hernández García, que han reparado en primera instancia lo que Manuel Rico ha llamado “inexplicable anomalía histórica”, añadiendo que ignora si ello se debió a simple olvido, falta de rigor en el análisis del período, silencio premeditado o desconocimiento del nivel de calidad de la obra del poeta. También afirma el crítico que cualquier intento de respuesta a cada una de ellas (y de las muchas más que podrían formularse) entraría en el terreno de la justificación y de la excusa, y por tanto, de lo inverosímil. En la selección antológica encontrará el lector más razones para establecer un juicio propio sobre la calidad de esta poesía; y en la colección de enlaces informáticos a las polémicas declaraciones —y proyectos de justificación— recogidas en la prensa entre los meses de marzo y abril de este año, muchas más para intuir algunas de las respuestas que demandaba Manuel Rico en el prólogo a este I Tomo que comentamos. Más argumentos de peso se podrán hallar en la próxima publicación de las prosas de Egea; notablemente en sus Diarios.

http://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?article=3985